"Lo que hace más importante a tu rosa es el tiempo que empleaste en ella" El principito.

domingo

Nuestra segunda casa

     Quienes me conocen saben lo difícil que fue para mi tomar la decisión de llevar aArturo “al cole”. Tuvimos la gran suerte (paradójico, sin duda) de que la crisis llamara a nuestra puerta en el momento justo: cuando nació Arturo. Se me partió el corazón cuando tuve que separarme de mi pequeño con apenas 4 meses de vida (esto da para otro artículo... ya llegará…); pero al menos tenía la enorme tranquilidad de que Arturo se quedaba con su papi. Con el tiempo aprendí a llevar como pude (nunca he llegado a llevarlo bien del todo) el perderme el día a día de mi pequeño, en la certeza de que con
nadie estaría mejor que con David. Y así ha sido.. le ha enseñado miles de cosas cada día, le ha dado kilos y kilos de amor, ha compartido experiencias inolvidables…

     Pero entonces papá empieza a tener trabajo de nuevo.. (gracias a Dios!!!), y surge la necesidad de llevar a Arturo a la guardería unas horas al día.. No para que se socialice (más que demostrado que a esta edad los niños no necesitan eso…otra vez, historia para otro post), ni para que juegue (eso ya lo hace con nosotros), ni para que le enseñen (ya papá y mamá le enseñan lo que necesita…) sino para que David pueda sacar adelante su pequeño gran proyecto… (los ahorros se terminan, y hay que pagar la hipoteca y comer a diario..). Y aquí es aquí cuando comienza un periplo que dura unos cuantos meses.

     Finalmente visité 21 guarderías, escuelas infantiles, centros infantiles integrales…empapándome del ambiente que en cada una de ellas se vivía, preguntando cada detalle que me interesaba, averiguando si les daban a los niños todo el cariño que estaba en sus manos…  En algunas me espantaba sólo entrar por la puerta, en otras me horrorizaba su excesiva rigidez, en otras me encantaba el material que utilizaban pero me espantaba la parte afectiva, más de una mostraba poca conexión y sintonía con
los padres, algunas funcionaban como máquinas, otras mentían más que hablaban… alguna me pareció más o menos acorde a lo que buscaba aunque yo lo hubiera hecho diferente… En ninguna podía imaginarme dejando a mi pequeño...

     Y entonces apareció UNIKIDS… Como caído del cielo, como en respuesta a eso que llevaba tiempo pidiendo... Poco creo en el destino, pero sé que hay personas que aparecen en tu vida con un claro fin. Y así apareció Bea. Y así apareció Unikids. Parecía que me estaba leyendo la mente con cada pregunta que le hacía... Así que decidimos que ese sería el lugar y esas las personas que estarían a nuestro lado, en nuestro día a día, colaborando con nosotros en la crianza y educación de nuestro pequeño. Era nuestra apuesta...

     Ahora, y casi sin darnos cuenta, termina ese primer curso que comenzó con el final de una búsqueda,  con un encuentro. Y ahora puedo decir que Unikids es  un centro, y me consta, porque yo lo he visto, donde respetan a cada niño, su evolución, su desarrollo, su voluntad… Un lugar donde tratan a nuestros pequeños con amor, donde no se les obliga a hacer aquello que no quieren, donde potencian sus habilidades. Solo hay que estar allí cinco minutos para ver a los niños compartiendo experiencias, enseñándose unos a otros. Una escuelita con juguetes de madera, cuentos tradicionales, una casa donde apuestan por el desarrollo artístico del niño, donde la música juega un papel importante. En Unikids todo gira en torno al niño y su familia, a sus necesidades. Un lugar con sus puertas abiertas, sin nada que esconder.

     Un proyecto cargado de ilusión y amor que se refleja en el rostro de Beatriz e Irene cada mañana cuando reciben a tu niño con un beso, un abrazo y una enorme sonrisa… Una relación con los padres impecable, donde cada día nos cuentan cómo ha vivido esa jornada nuestro pequeño, si ha estado activo, participativo, si lo ha visto feliz, si se ha reído… Cada día nos cuentan sus impresiones cara a cara, sin la fría intermediación de una agenda... Cada mañana compartimos opiniones sobre crianza, ideas sobre cómo solucionar los pequeños problemas e incertidumbres de las nuevas experiencias con nuestros hijos. Cada día nos hacen sentir que juntos hacemos grandes las pequeñas cosas.

     Es un local pequeñito, y reconozco que el espacio no me convenció en un principio, pero después
de todo lo que he visto y vivido, eso queda ya no en un segundo plano, sino en un cuarto o quinto lugar. El entusiasmo, el encanto y la buena energía de Beatriz e Irene suplen cualquier duda… Sé que no es una “escuela infantil”, pero es que no la quiero.. no es lo que yo buscaba. No buscaba fichas, programas educativos, trimestres, evaluaciones…ya tendrá tiempo para eso…

     Quizá ellas no se den cuenta de lo que significa para nosotros, los padres, dejar a nuestros hijos en manos de desconocidos; dejar a nuestros pequeños sea donde sea significa incertidumbre, significa perdernos sus grandes momentos, significa no poder acompañarlos en sus logros diarios, ni en sus pequeñas decepciones… Quizá ellas no se den cuenta de lo grande  que es para nosotros tenerlas a ellas, que comprendan cada lágrima de despedida,  que cuenten con nosotros cada día, que compartan con nosotros esas pequeñas cosas que son tan importantes, que pases un día por delante, y las veas abrazando a tu pequeño. Verlas ilusionadas con los avances de tu hijo, ilusionadas con el mural que ha conseguido hacer tu niño, entusiasmadas contándote que ya coloca su mochilita en su percha, felices porque juntos hemos conseguido que mi pequeño aprendiera una manera respetuosa de defenderse...Todo esto no tiene precio.

     Quizá ellas no sepan que de algún modo son nuestros ángeles... Esos ángeles que cuidan a nuestros pequeños cuando nosotros no estamos...

     Estoy feliz de haber tomado esta decisión. Feliz de haber elegido UNIKIDS para ayudarnos en la crianza de nuestro Arturo. Un centro sin otras pretensiones sino educar a niños en el amor y el respeto. Nuestra segunda casa. Espero que nunca cambien, que por mucho que avancen no olviden qué les hizo elegir este camino. Porque han marcado la diferencia.

Gracias Beatriz por haber sacado adelante este proyecto tan lleno de amor. Y gracias Irene, por tu energía, por entender qué es lo que buscábamos. Gracias a las dos por formar parte del día a día de nuestro príncipe.


1 comentario:

  1. ¡Madre mía Ruth!
    Casi me dan ganas de tener un hijo para poder llevarlo allí... y que diga yo estooooo, PUFFF!

    Je je...El Arturo se lo merece

    ResponderEliminar